Las Navidades son una oportunidad para probar recetas y sabores nuevos, y creemos que nadie debe privarse de disfrutar de ellas. Pero, a menudo, esto conlleva también cambios en nuestros horarios de comida y en el ritmo de nuestra digestión. Tener conocimientos básicos de la nutrición para entender cuál es la mejor manera de combinar los alimentos, así como entender a qué remedios podemos recurrir para encontrarnos mejor durante estos periodos extraordinarios es crucial para poder disfrutar plenamente de las festividades.
Uno de los síntomas más típicos después de una comida copiosa es la acidez estomacal: se identifica por una sensación de ardor en el pecho o la garganta que causa mucho malestar. En muchos casos, esta se genera como consecuencia de la ingesta de fritos, dulces, bebidas gaseosas o alcohólicas —entre otros— tan típicos en las comidas de Navidad.
- Evita llevar ropa ajustada durante las comidas, ya que esta presiona nuestra zona abdominal y dificulta la digestión.
- Encuentra el equilibrio con las cantidades: la alimentación intuitiva da con la clave del problema —no se trata de prohibirse ciertos alimentos sino de comerlos en la medida que tu cuerpo lo pide. En estas fechas, como comentábamos, es fácil excederse con los alimentos o platos a los que no tenemos acceso el resto del año. Aun así, es importante escuchar a nuestro cuerpo y entender cuando es el momento de parar para prevenir posibles molestias posteriores.
- Incorpora el movimiento durante las fiestas también. Una vez más, no hablamos desde la restricción y la rigidez sino más bien desde la conciencia del propio Ser: nuestro cuerpo, de manera natural, disfruta de moverse, y es importante seguir priorizando el movimiento disfrutable —que puede ser tan simple como caminar media hora al día— para que la digestión continúe fluyendo. Además, el movimiento puede formar parte de la festividad en sí: ¡bailar, salir a pasear o hacer yoga todos juntos también cuenta y es una manera magnífica de estrechar el vínculo!
- Presta atención a los horarios de sueño: es normal que las comidas o cenas se alarguen y que nuestros hábitos de descanso se vean alterados. Aun así, es importante tener en cuenta que por mucho que lo hagan debe haber un periodo de transición entre que acabamos de ingerir alimentos y que nos acostamos. Aprovecha ese periodo para conversar, pasear, limpiar, ver una película… ¡Es realmente importante a la hora de prevenir las molestias estomacales!
Además, también es recomendable ajustar la inclinación de la cama para facilitar la digestión, poniendo bloques bajo las patas de la cama para incrementar el desnivel entre pies y cabeza.
Dicho esto, somos conscientes que no siempre se pueden seguir al pie de la letra estos pasos, y que a veces hay que aceptar las consecuencias después de unos días de excesos. Aun así, ¡hay muchas maneras de llevarlas mejor! Aquí tienes algunas ideas:
- Bicarbonato de sodio: este producto, que muy probablemente tengas ya en casa, puede salvarte con mucha facilidad de la acidez estomacal. Simplemente tienes que mezclar media cucharadita de bicarbonato en un vaso de agua y tomarlo pausadamente. A pesar de su eficacia, no debemos excedernos con la ingesta de este remedio —no se recomienda tomar más de tres cucharaditas al día.
- Infusión de hinojo: esta planta cuenta con propiedades antiinflamatorias y analgésicas, por lo que puede ser tu mejor aliado en estas fechas. Puedes infusionar sus semillas y mezclarlas con otras plantas con propiedades medicinales, como son la camomila, la canela, el clavo o el anís.
- Come un plátano maduro: al contar con un porcentaje de potasio elevado, el plátano es un alimento alcalino que nos ayuda a equilibrar la acidez que está irritando nuestro esófago.
- Recurre al vinagre de manzana: mezcla entre una y dos cucharadas de este producto en un vaso de agua y bébelo lentamente. Ayudará a equilibrar el ácido en el estómago con facilidad y de manera natural
